En el centro de Mato Grosso, Nobres es uno de esos destinos brasileños aún discretos pero perfectos para aquellos que desean disfrutar de la naturaleza lejos de las multitudes. Sus ríos de sorprendente claridad, cuevas y piscinas naturales ofrecen un marco ideal para relajarse, explorar y observar la vida silvestre.
Entre los lugares imprescindibles, el Aquário Elastikon te permite nadar en aguas transparentes rodeado de peces tropicales. La Lagoa Azul, escondida en una cueva, impresiona por el intenso azul de su lago. El Balneario Estivado es popular para nadar, mientras que la Serra Azul cautiva con su cascada y piscinas naturales.
A unos 250 kilómetros de Natal, las Dunas do Rosado muestran uno de los paisajes más impresionantes de Rio Grande do Norte. Ubicadas entre Porto do Mangue y Areia Branca, este vasto campo de dunas móviles, que cubre casi 10 kilómetros cuadrados y es considerado el segundo más grande de Brasil después de los Lençóis Maranhenses, sigue siendo poco visitado y mantiene una atmósfera salvaje.
El lugar debe su nombre al color rosado de su arena, que cambia según la luz y el viento, pasando de tonos ocres a dorados durante el día. El contraste con la
Al norte de la costa de Paraná, en la frontera con São Paulo, el Parque Nacional de Superagüi revela más de 40 km de playas desiertas, manglares preservados, bosques atlánticos y lagunas brillantes. Creado en 1989, este sitio protegido de casi 34.000 hectáreas alberga una biodiversidad excepcional, como el mono león de cara negra (Leontopithecus caissara) y el loro de cara púrpura (Amazona brasiliensis), dos especies amenazadas y emblemáticas de la región.
Más allá de sus espectaculares paisajes, Superagüi invita a descubrir la cultura caiçara.